La 30.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) se celebró en un momento crucial de la historia climática global. A diez años de la firma del Acuerdo de París, esta cumbre, celebrada del 10 al 21 de noviembre de 2025 en Belém, Pará, Brasil, no fue una reunión más; fue, en esencia, la COP de la Implementación, anclada en el corazón geográfico y simbólico de la crisis climática: la Amazonía.
Con más de 50.000 delegados congregados, Belém se convirtió en el escenario donde las promesas debían convertirse en políticas concretas. El mundo ya había cruzado umbrales de calentamiento alarmantes en años recientes, poniendo en duda la viabilidad de mantener el calentamiento global por debajo del límite más estricto de 1.5°C establecido en París. La urgencia era sistémica, y la agenda de la cumbre se centró en tres pilares interconectados: Mitigación ambiciosa, Financiación creíble, y, sobre todo, una Transición Energética Justa y Acelerada.
I. Belém y el Simbolismo Amazónico: La COP del Ecosistema
La elección de Belém, una ciudad vibrante a la entrada del río Amazonas, como sede de la COP30, no fue casual. Fue un acto de profunda carga simbólica y política que situó la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y los derechos humanos en el centro de las negociaciones. Por primera vez, el «pulmón del mundo» no era solo un tema en la agenda, sino el anfitrión.
Amazonia: De Sumidero de Carbono a Laboratorio de Resiliencia
La Amazonia es vital para la regulación del clima global y la biodiversidad. Su presencia constante en la agenda de la COP30 obligó a los delegados a abordar el cambio climático no solo como un problema de emisiones, sino como una crisis de ecosistemas.
La presidencia brasileña promovió una visión sinérgica entre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, destacando la necesidad de soluciones basadas en la naturaleza. Este enfoque transformó la conversación de una de «deforestación cero» —aunque este objetivo siguió siendo crucial— a una de «bioeconomía» y «adaptación regenerativa». La Amazonía se presentó como un laboratorio global de soluciones donde la ciencia se integra con los saberes tradicionales de los pueblos originarios.
Justicia Climática y Voces Indígenas
La COP30 se enfrentó así al concepto de Racismo Ambiental y la Desigualdad. La sociedad civil, incluyendo una manifestación masiva de 70.000 personas en Belém, exigió «Justicia Climática Ya,» subrayando que los impactos del cambio climático, desde las olas de calor hasta los desplazamientos, afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables y desfavorecidas. Este componente social fue inseparable de las negociaciones técnicas.
II. Los Tres Pilares de la Negociación en Belém
El trabajo de la COP30 se articuló en torno a los mecanismos esenciales del Acuerdo de París, buscando darles una fuerza de implementación que había faltado en cumbres anteriores.
A. Mitigación: El Mecanismo de Trinquete y los NDCs
La cumbre de 2025 fue el momento crucial para la tercera ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs, por sus siglas en inglés). El mecanismo de «trinquete» (ratchet mechanism) del Acuerdo de París exige que los países presenten planes de acción climática progresivamente más ambiciosos cada cinco años.
El Dilema de la Ambición
Al comienzo de la COP30, la evaluación de los NDCs presentados por las principales naciones arrojó un panorama sombrío. Según los análisis de la ONU, incluso cumpliendo con todos los compromisos, el planeta se encaminaba a un aumento de la temperatura de entre 2.5°C y 2.8°C, muy por encima del límite de 1.5°C.
El mandato de Brasil, como presidencia, fue trazar una Hoja de Ruta de Belém que definiera cómo los NDCs insuficientes podían ser urgentemente complementados con acciones reales y a gran escala para sustituir los combustibles fósiles por energías limpias. La presión recayó sobre las economías más grandes para que presentaran recortes de emisiones del 60% para 2035, el nivel que la ciencia considera necesario para una trayectoria de 1.5°C.
B. Financiación Climática: De la Promesa a la Inversión
La financiación siempre ha sido un campo de batalla en las COPs. En Belém, el tema se centró en dos frentes: el cumplimiento de las viejas promesas y el establecimiento de nuevos objetivos.
El Objetivo de $100.000 Millones: Aunque la promesa de los países desarrollados de movilizar $100.000 millones anuales para la acción climática en los países en desarrollo ya se consideraba simbólicamente cumplida, el volumen real y la accesibilidad del financiamiento seguían siendo insuficientes para las necesidades de adaptación y mitigación del Sur Global.
El NCQG y el Fondo de Pérdidas y Daños: Se avanzó en la definición del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiación Climática (NCQG), que debe ir mucho más allá de los $100.000 millones. Más importante aún fue la lucha por la capitalización y la operatividad del Fondo de Pérdidas y Daños (Loss and Damage Fund), destinado a ayudar a las naciones vulnerables a recuperarse de los efectos irreversibles del cambio climático, como el aumento del nivel del mar o el calor extremo. El llamado en Belém fue a convertir el financiamiento «de promesa a sustento».
C. Adaptación y Resiliencia
El aumento de eventos climáticos extremos hizo que la adaptación dejara de ser un tema secundario. Uno de los objetivos clave de la COP30 fue concretar el Objetivo Global de Adaptación (GGA), buscando acordar indicadores y métricas claras para medir el progreso real en la construcción de resiliencia.
Un resultado tangible en Belém fue el lanzamiento de la fase de implementación del Mutirão Global contra el Calor Extremo, una iniciativa adoptada por más de 180 ciudades. Este plan busca articular esfuerzos para ampliar la infraestructura y los servicios de salud necesarios para proteger a las poblaciones más vulnerables de las olas de calor, un riesgo creciente en el mundo y particularmente en la región tropical de Belém.
III. La Transición Energética: El Tema Más Urgente de la COP30
El artículo de National Geographic La que has citado subraya que la Transición Energética es uno de los temas más urgentes de la COP30. Este punto se convirtió, de hecho, en la arteria principal de las negociaciones de mitigación en Belém, determinando la viabilidad de todos los demás objetivos climáticos.
1. Definición y Alcance de la Transición Energética
¿Qué es la Transición Energética?
La Transición Energética se define como el proceso sistémico y a largo plazo de cambio de la matriz energética global, migrando de un sistema basado predominantemente en los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) hacia fuentes de energía limpias y renovables (eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica y bioenergía sostenible).
Esta transición implica mucho más que cambiar una fuente de energía por otra. Requiere una transformación radical en:
- Generación: Desmantelamiento o reconversión de plantas de combustibles fósiles e inversión masiva en renovables.
- Infraestructura: Modernización y digitalización de las redes eléctricas (smart grids) para gestionar la intermitencia de las renovables.
- Consumo: Electrificación del transporte, descarbonización de la industria y mejoras en la eficiencia energética.
- Política: Implementación de precios al carbono y eliminación progresiva de subsidios a los combustibles fósiles.
2. La Urgencia en Belém: Del Debate al Desmantelamiento
La urgencia del tema en la COP30 se debe a una simple ecuación científica: No es posible alcanzar el 1.5°C si no se frena y revierte la dependencia de los combustibles fósiles.
Mientras que la COP28 en Dubái logró un histórico (aunque polémico) acuerdo para «transicionar fuera» de los combustibles fósiles, la COP30 en Belém se centró en el cómo. El llamado de la sociedad civil y algunos países líderes, como la Ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, Marina Silva, fue hacia el «desmantelamiento y el final del uso de los combustibles fósiles.» La dramática representación del «funeral de los combustibles fósiles» en las calles de Belém simbolizó esta demanda de acción radical.
La Paradoja de Brasil: La ubicación en Brasil puso de relieve la propia tensión del país. Por un lado, Brasil es un líder en bioenergía y ha demostrado la capacidad de reducir significativamente la deforestación amazónica. Por otro lado, la nación anfitriona mantiene intereses en la exploración de petróleo y gas, creando una contradicción que se cernió sobre las negociaciones. La Transición Energética, en el contexto de la Amazonía, no es solo un reto técnico, sino un dilema de desarrollo y soberanía.
3. Soluciones e Iniciativas de Transición
Las discusiones en Belém intentaron transformar la retórica en mecanismos de mercado e innovación:
- Mercados de Carbono Regulados
Un resultado significativo de la primera semana de la COP30 fue la consolidación de la Coalición Abierta de Mercados Regulados de Carbono. Esta alianza, que involucra a 18 naciones, incluido Brasil y la Unión Europea, busca establecer una base común y estándares globales para los mercados de créditos de carbono de cumplimiento (compliance carbon markets). El objetivo es acelerar la descarbonización al facilitar transacciones internacionales de créditos verificables, asegurando que estos tengan un impacto real en la reducción de gases de efecto invernadero (GEI).
2. Innovación y Tecnología
Representantes de países industrializados y emergentes, como Brasil, Canadá y Japón, reafirmaron el objetivo de cuadruplicar los combustibles sostenibles. El mensaje fue claro: «La tecnología existe… el desafío es adoptarlas a gran escala.» Esto impulsó la discusión sobre el financiamiento de tecnologías verdes, el desarrollo de hidrógeno verde, y la necesidad de una cooperación transectorial, donde gobiernos, capital privado e industria unan fuerzas, reconociendo que la transición no es un desafío sectorial, sino sistémico.
4. La «Transición Justa» como Imperativo Social
El análisis de la urgencia de la transición no puede ignorar el adjetivo «Justa.» Para el Sur Global, y en el contexto de Belém, la Transición Justa significa tres cosas:
Acceso a la Energía: Garantizar que el cambio a renovables no deje atrás a las comunidades más pobres que aún carecen de acceso a la electricidad.
Diversificación Económica: Financiar la reconversión de economías dependientes de los combustibles fósiles, protegiendo a los trabajadores y a las comunidades de la pérdida de empleos.
Tecnología y Capacidades: Transferencia de tecnología y construcción de capacidades locales para que los países en desarrollo no solo consuman energías limpias, sino que las produzcan y gestionen.
IV. Desafíos y Controversias: La Arquitectura Rota de la COP
A pesar de los avances temáticos, la COP30 en Belém enfrentó críticas que reflejan un problema estructural del proceso multilateral.
Críticas al Proceso Multilateral
Algunos expertos y activistas internacionales, citados en los debates de Belém, argumentaron que el proceso de la COP está «roto» o «ya no es apto para su propósito.» La crítica se centra en que la arquitectura, diseñada para la diplomacia y el consenso (que dio origen al Acuerdo de París), no está optimizada para la implementación ambiciosa.
El tamaño masivo de la conferencia (la segunda más grande de la historia, después de la COP28), la inmensa complejidad de los 145 puntos de la agenda, y la desproporción en el número de negociadores entre el Norte Global y las naciones en desarrollo, crean una barrera para la participación efectiva de los países más afectados por la crisis. En un mundo donde el poder político-económico sigue siendo asimétrico, la COP corre el riesgo de ser, como temen sus críticos, solo un «jolgorio de cabilderos y funcionarios bien pagados,» mientras que los objetivos climáticos se siguen incumpliendo.
El presidente Lula da Silva, por su parte, defendió la ciencia y el multilateralismo, haciendo un llamado contra el «oscurantismo» y la desinformación que buscan socavar los avances institucionales. La COP30 fue vista por sus defensores como el lugar esencial donde los gobiernos aún pueden ser obligados a rendir cuentas.
Los Desafíos Organizacionales y Sociales
La ubicación de la cumbre en Belém también puso de manifiesto los desafíos organizacionales. La ciudad amazónica enfrentó una crisis de alojamiento y controversias sobre proyectos de infraestructura urbana, exponiendo la tensión entre la necesidad de desarrollo y la conservación ambiental.
Además, los informes sobre el desplazamiento climático resonaron con fuerza en la conferencia. Voces de refugiados climáticos de lugares como Haití y Etiopía exigieron acciones de adaptación concretas, recordando a los líderes mundiales que la crisis ambiental es, fundamentalmente, una lucha humana por la dignidad, la justicia y un futuro habitable. Se movilizaron 300 millones de dólares para afrontar la crisis de la salud causada por el clima, un reconocimiento directo a las muertes y enfermedades causadas por el calor extremo y las inundaciones.
V. Conclusiones: El Legado de la COP30 y el Camino a Seguir
La COP30 en Belém será recordada por ser una cumbre de contrastes y profunda urgencia. Logró avances técnicos importantes mientras se veía envuelta en las demandas de una sociedad civil sin precedentes en su fervor.
El Legado de Belém se resume en tres imperativos:
El Imperativo Amazónico: La conservación de los bosques y la defensa de los derechos indígenas ya no son temas separados del clima; son la solución climática misma. La bioeconomía y la lucha contra la pérdida de biodiversidad deben integrarse plenamente en los NDCs.
El Imperativo de la Transición Acelerada: La conversación sobre los combustibles fósiles se ha movido irrevocablemente del si al cómo. El compromiso de la Coalición de Mercados de Carbono y el enfoque en cuadruplicar las energías sostenibles marcan el camino hacia la implementación, aunque la velocidad y el volumen de la descarbonización deben aumentar dramáticamente para evitar un rebasamiento del 1.5°C.
El Imperativo de la Justicia: La COP30 enfatizó que la implementación requiere financiación a escala y una Transición Justa que atienda a los refugiados climáticos, proteja a las comunidades vulnerables del calor extremo, y reduzca la inmensa desigualdad de capacidades para afrontar la crisis.
Belém 2025 sirvió como un recordatorio contundente de que hemos entrado en la década de la acción decisiva. El tiempo para los planes de contingencia ha terminado; ahora, la única opción viable es la implementación inmediata y valiente de la Transición Energética Justa y el cumplimiento de la Hoja de Ruta de Belém, si se quiere asegurar que el planeta y sus ecosistemas vitales, como la Amazonía, tengan un futuro habitable. El éxito de la COP30 no se medirá en la calidad de sus comunicados, sino en la velocidad con la que el mundo logre reducir las emisiones y proteger a sus comunidades más vulnerables en los años venideros.